domingo, 19 de julio de 2015

¿Olvidar o recordar? he ahí la cuestión.


En el olvido perpetuo vive uno cuando falla la memoria. ¿Cómo se lleva desde pequeño esta falta de memoria?, pues bastante mal. No se puede ser un buen estudiante cuando esta cualidad falla, pero lo más triste es cuando las personas que deberían detectar esta carencia no lo hacen.
Cuando estás en la escuela le dicen a los padres “puede pero no quiere”, te esfuerzas y te esfuerzas sin resultado, te frustras porque quieres pero no puedes, obtienes como resultado unas broncas terribles y, lo peor de todo, te cuelgan el sambenito para siempre: VAGO.
La vida va pasando a base de reírme de mi mismo, “despistado que soy...”, me voy apuntando todo para acordarme y me olvido de consultar el apunte con el resultado de siempre: “te has olvidado de mi cumpleaños...”
Con trentaitantos años vuelvo a intentarlo con el mismo resultado, pero esta vez es cuando me doy cuenta de mi problema con ayuda de otras personas. Mi forma de ver la vida cambia por completo, me quedo en paz conmigo mismo y ahora es cuando realmente empiezo a vivir con mi problema, me doy cuenta de que todas las dificultades por las que he pasado en mi vida son debidas a lo mismo y de que tienen solución siempre teniendo que esforzarme más que los demás para obtener el mismo resultado.
Lo más importante de todo: cada  día me voy a dormir con una sonrisa en los labios al pensar que he superado todas las pruebas que se han presentado hasta ahora.

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