domingo, 19 de julio de 2015

¿Olvidar o recordar? he ahí la cuestión.


En el olvido perpetuo vive uno cuando falla la memoria. ¿Cómo se lleva desde pequeño esta falta de memoria?, pues bastante mal. No se puede ser un buen estudiante cuando esta cualidad falla, pero lo más triste es cuando las personas que deberían detectar esta carencia no lo hacen.
Cuando estás en la escuela le dicen a los padres “puede pero no quiere”, te esfuerzas y te esfuerzas sin resultado, te frustras porque quieres pero no puedes, obtienes como resultado unas broncas terribles y, lo peor de todo, te cuelgan el sambenito para siempre: VAGO.
La vida va pasando a base de reírme de mi mismo, “despistado que soy...”, me voy apuntando todo para acordarme y me olvido de consultar el apunte con el resultado de siempre: “te has olvidado de mi cumpleaños...”
Con trentaitantos años vuelvo a intentarlo con el mismo resultado, pero esta vez es cuando me doy cuenta de mi problema con ayuda de otras personas. Mi forma de ver la vida cambia por completo, me quedo en paz conmigo mismo y ahora es cuando realmente empiezo a vivir con mi problema, me doy cuenta de que todas las dificultades por las que he pasado en mi vida son debidas a lo mismo y de que tienen solución siempre teniendo que esforzarme más que los demás para obtener el mismo resultado.
Lo más importante de todo: cada  día me voy a dormir con una sonrisa en los labios al pensar que he superado todas las pruebas que se han presentado hasta ahora.

domingo, 5 de julio de 2015

Amor sobre ruedas

Hace tiempo que viajo siempre en el mismo autobús, he visto todo tipo de situaciones y he conocido a un montón de personas que pasan sin pena ni gloria  y os aseguro que lo de estos dos es digno de contarse. Él se sienta al volante al empezar la ruta encendiendo la radio, poco volumen para no molestar a los viajeros, medio sonríe como si se fuera de vacaciones o de fiesta al terminar la jornada, siempre alegre y siempre con una palabra amable para con todos nosotros. Llega a la primera parada, dirige siempre la mirada hacia un punto determinado antes de abrir la puerta. Ella sube siempre la última, como haciéndose de rogar, y a él se le ilumina la cara con una sonrisa. En los ojos de ella se enciende una luz especial y le dirige una mirada cómplice pero sólo se dirigen frases de cortesía. ¿Se niegan lo evidente o existe algo que desconozco?. Me gustaría averiguarlo algún día, y es que pasan tantas cosas en un autobús...

domingo, 15 de febrero de 2015

"TERROR" ( basada en un hecho real)


Él abre la puerta...
Inmediatamente se encuentran sus miradas...
Ella se encoje, como si hubiera recibido una ducha de agua fría...
Sus ojos se abren como platos reflejando un terror absoluto que  la hace retroceder...
Gira un segundo la cabeza, como si fuera más importante no tropezar que el miedo que le congela el corazón...
Pero no encuentra sitio donde esconderse...
Y, de repente, todo termina cuando él se quita el sombrero...
¡ Cariño, creo que la gata me tiene miedo con el sombrero puesto!