domingo, 8 de junio de 2014

Historieta.

RECLAMACIÓN

Son las doce del medio día y me dispongo a comenzar la línea, antes de que me preguntéis os diré que soy conductor de autobús. La primera persona que se sube me empieza a contar que el día anterior el conductor que vino arrancó antes de la hora. Bien, eso no sería un problema si esta persona no viniera con el hacha de guerra desenterrada y dispuesta a cortar cabezas a diestro y siniestro, y como yo eso no lo se así de entrada y además lo disimula muy bien en su primer comentario, le contesto que sintiéndolo mucho desconozco lo ocurrido, yo no puedo hacer nada al respecto pero (alargándole una tarjeta con el número de teléfono de la empresa) puede llamar y exponer su queja. Bueno, a buena hora se me ocurrió intentar explicarle lo que se tiene que hacer en estos casos, me empezó a decir de malas maneras que esto del teléfono es una pérdida de tiempo que no te atiende nunca nadie y que encima te gastas el dinero en la llamada y que además estaba enfadado porque había tenido que tomar un taxi y le costó una barbaridad. Yo insisto en lo del teléfono,  más que nada porque si a mi compañero se le fue el santo al cielo y salió pronto, no quería ser yo el que se lo dijera al jefe quedando encima mal. Resumiendo, que me tiró la tarjeta a la papelera y siguió refunfuñando mientras le cobraba el billete que, por cierto dijo que no debería pagarme, y se iba a la parte de atrás a sentarse.
Comienzo a conducir ya un poco más alterado de lo normal y el día pasa como cualquier otro. A los dos días me encuentro con el compañero en cuestión, le pregunto por el incidente y me contesta que había salido más tarde de lo normal, se le había estropeado el bus mientras iba a la parada, lo tuvo que cambiar y cuando legó no encontró mas que a una señora que se le ocurrió llamar a la empresa al ver que el bus no venía y le dijeron que esperara unos minutos y que estaba al llegar. Le cuento toda la historia y acabamos comentando lo estresada que va la gente por la vida, sin un gramo de paciencia y chillándole al primero que se encuentra por medio.
Al cabo de un tiempo mientras paseaba esperando que me diera la hora para continuar trabajando y huyendo del aburrimiento entro en una cafetería donde no había estado nunca, el camarero (imagino que el dueño), con el trapo en la mano y secando un vaso (imagen típica de las películas americanas), me saluda con la efusión del  cliente asiduo del local y antes de que me pregunte le pido un café, se coloca el trapo al hombro, me sirve y se dirige hacia otros clientes que han entrado por la puerta. En una mesa redonda al fondo del local se sientan tres mujeres con sus cortados y sus pastas (las 9 de la mañana es la hora de la reunión antes de ir a la compra) y, a voz en grito porque la televisión está un poco alta, comentan que a fulanita se le ha casado la hija y que el marido anda de pendoneo con una del pueblo de al lado. En un taburete del centro de la barra está sentado un abuelo con la gorra puesta, barrecha en mano, que se pasa todo el día fuera de casa, o se aburre o lo echa su mujer  todas las mañanas para que no estorbe mientras hace las faenas  de cada día.
Y de pronto un saludo...
-Buenos días (el cliente que entra por la puerta)
-Buenos días (el camarero)
...la curiosidad, esa que dicen que mató al gato, hace que vuelva la cabeza hacia la puerta encontrándome con la mirada del cliente del autobús y me descubre allí sentado en el taburete de la barra. Tierra trágame, hoy, que a pesar del aburrimiento tenía un buén día, tengo que encontrarme con la persona de la reclamación. Se me acerca sonriendo... (ya está, me viene una buena encima)... me saluda con un: "hombre, el chofer del autobús del otro día" y me pide perdón así de entrada, me cuenta que al día siguiente, al subir al autobús como todos los días, se encuentra con una señora que le cuenta toda la historia del día anterior que se sintió fatal de como me trató y que se alegra mucho de encontrarme para pedirme disculpas.
Al cabo, salgo del bar un poco más relajado, con el café pagado y pesando lo mismo de siempre... "si es que a la gente se le va la olla muy rápido".
...¿y a mí me pasa lo mismo?.

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