08´00 am, el café antes de salir, el dueño del bar comenta la situación meteorológica y confiesa que es friolero.
09´00 am, me asalta el vendedor de "los ciegos" y me cuenta que hace frio para salir en la moto y "que zagalica más apañá" cuando cruza la panadera por delante nuestro (sorprendentemente delgada para trabajar rodeada de todos esos manjares que tienen en la tienda).
10´30 am, paso por la gasolinera a darle palique al gasolinero, que por cierto no calla, y arreglamos el mundo a base de comentarios sobre política. Casi todos los que pasan por su mostrador son conocidos, se nota que estamos en un pueblo y continuamente se habla de la familia.
01´00 pm, a comer al restaurante, polémica sobre el canal de tv que debemos ver y sale a colación lo divertido que es que todos seamos de opiniones diferentes, y menos mal que hoy no hay futbol porque si no se acabó la discusión.
04´50 pm, a última hora de la tarde el café final, "que ¿de retirada?, pues si, por hoy ya vale".
Es mi trabajo y no me canso de él, cada semana en un sitio diferente, confieso que sería muy aburrido hacer siempre lo mismo.
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